Bateria hecha de papel

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FUENTE MICROSIERVOS

Baterías hechas con papel plegado y con agua sucia

 Seokheun “Sean” Choi, ingeniero de la Universidad de Binghamton en Nueva York, ha desarrollado una batería que produce electricidad a partir del proceso de respiración de bacterias en agua sucia sobre una hoja de papel (…) El papel puede doblarse al tamaño de una caja de cerillas. Utiliza un cátodo de bajo coste hecho con níquel líquido que se pulveriza por una de las caras de una hoja de papel convencional. La hoja se pliega de forma concreta, como un origami, para conformar una estructura tridimensional de baterías apiladas.

La batería de níquel-aire produce apenas unos poco microvatios de potencia, aunque apilando varias de ellas Choi fue capaz de encender un pequeño led. Sin embargo, esa pequeña cantidad de energía sí puede ser suficiente para hacer funcionar pequeños sensores y biosensores construidos con papel

En los últimos años se ha incrementado significativamente el desarrollo de biosensores capaces de contribuir en la detección temprana y al seguimiento de enfermedades. En particular, en el tercer mundo los biosensores diseñados para detectar enfermedades comunes podrían salvar numerosas vidas.

Este tipo de biosensores serían susceptibles de recibir energía a partir de este tipo de batería, especialmente en lugares remotos y con bajos recursos; el coste de una batería de este tipo rondaría los cinco centavos, con la ventaja de que cualquier fuente de agua sucia provoca la actividad bacteriana —haciendo que la batería proporcione electricidad— y con la ventaja adicional de que puede usarse papel convencional, que además es biodegradable; únicamente sería necesario el cátodo en espray. Y saber cómo doblar el papel, claro.

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Baterias de Grafeno Fuente MICROSIERVOS

Grafeno

Fuente MICROSIERVOS

Baterías de grafeno: más rendimiento, mismo precio, altas prestaciones

La gente del grupo  Graphenano ha desarrolla do una batería de polímero de grafeno llamada Grabat, con una densidad de 1000 Wh/Kg a 2,3V. La idea es que pueda utilizarse para dotar a los vehículos eléctricos de una autonomía de unos 800 kilómetros. Su tamaño es entre un 20 y un 30 por ciento menor que el de las tradicionales baterías de litio, no tienen sus problemas de seguridad asociados y además se pueden recargar (si la red eléctrica lo permitiese) en unos 5 minutos.

Entre las aplicaciones que se han mencionado están no solo los coches eléctricos sino también las bicicletas, los drones o incluso los marcapasos. Su peso incluso en el caso de ser uno de los modelos para vehículos de tipo utilitario estaría por debajo de los 100 Kg. En cuanto al precio el fabricante dice que es comparable al de los modelos de litio, aunque su vida útil es 4 veces mayor.

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